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Mostrando entradas de junio, 2016

El viejo tiovivo

Era la primera vez que iba a visitar a sus abuelos maternos. La pequeña Natalia no perdía detalle de todo lo que iban viendo sus pequeños ojitos. Tanta curiosidad hizo que se marease, así que sus padres decidieron que lo mejor era parar en la gasolinera más próxima. Pararon en una gasolinera enorme con servicio de restaurante, tienda y área de descanso. Aprovecharon para comer algo y estirar las piernas. La pequeña Natalia pronto se despejó y estuvo jugando un rato con su hermana Clara y Coque, su perro. Tras descansar reanudaron el viaje. Natalia se durmió un ratito, pero al despertar y mirar por la ventanilla se dio cuenta de que estaban en otra gasolinera. Frente a la gasolinera, al otro lado de la carretera algo llamó su atención: era una casa enorme con un gran porche y en el jardín se amontonaban muchos cacharros de todos los tamaños, algunos algo oxidados, pero de entre esos cacharros sus ojitos se quedaron fijos en un viejo tiovivo. Dio un respingo en el asiento y pegó