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Las aventuras de la bruja Melisa. Una aventura en el lejano Oeste

Campamento indio 
    Melisa se ha levantado temprano y con su familia  ha desayunado. Su tía Elvira está muy nerviosa, a la tarde tiene una entrevista de trabajo, para un puesto  de comentarista en una revista famosa. Tiene un grave problema y es que dice muchas palabrotas cuando está nerviosa y eso le puede suponer que la entrevista de trabajo no salga bien. Necesita ese trabajo a toda costa, así que Melisa sube a su cuarto para ver lo que dice el Libro de su abuela y allí ha encontrado un hechizo a base de infusión de tila, azahar y esencia de rosas. Melisa lo prepara y realiza un conjuro muy especial.
- ¡Galamin, galatiz que si intentas decir una palabrota te pique la nariz! Después de realizar el conjuro, la niña vierte la infusión en una taza y se acerca a la cocina dónde se encuentran su tía y su madre.
 -Toma tita esto es una infusión que he realizado para ti, espero que te relaje y que consigas ese puesto de trabajo, y si ves que te pica la nariz es señal de que debes callar.
- ¡De acuerdo, cariño lo tendré en cuenta!
  Melisa se despide de su tía y de su madre, ha quedado con sus amigos en hacer un largo viaje. Avisa a su tío, cuatro pelos, a Melitón y el búho Ricardo. 
    Todos están en el taller esperando a Melisa y compañía. Cuando cuatro pelos ve el minibús, le entra una gran alegría, ya no tendrá que viajar más en el maletero y pega un salto y se da contra la rama de un ciruelo. 
 - ¡Todo listo! nos vamos al Oeste.
  Melitón programa el ordenador, bajo la mirada atenta de Eugenio, que no da crédito a lo que ve, esta vez la fecha está bien.
  Aparecen al anochecer en medio de un campamento indio. Y con mucho sigilo se desplazan de uno en uno, sin hacer ruido, algunos se esconden detrás de un tótem indio. Hay muchas tiendas inmensas y el fuego está aún encendido, pero no ven a nadie, todos parecen dormidos. Al cabo de cuatro pasos, Silvestre tropieza con lo que parece una piedra y hace algo de ruido. Los caballos que son muy sensibles comienzan a relinchar y algunos indios se empiezan a asomar.
- ¡Ay madre ¿ qué pasará? tiemblan de miedo todos esta vez.
  El jefe indio que también se ha asomado, al ver a nuestros amigos en vez de parecer enfadado, parece sorprendido. En su vida ha visto a personas de raza blanca con esa indumentaria tan rara y el hechizero indio al ver a Melisa se parte de risa. 
- Tú ser hechicera rara, yo llamarte hechicera zanahoria.
 El hechicero le comenta al jefe indio que en sueños ha tenido la visión de que una hechicera blanca les visitaría y que no habrían de tener miedo,  ella vendría a buscar a su familia que un malvado hombre blanco estaría intentando secuestrar. Y que además les daría un remedio muy eficaz contra la picadura de serpientes venenosas.
  El jefe indio le pregunta a Melisa si es cierto que están buscando a alguien de su familia, y Melisa le cuenta que es cierto que busca a su tía y a su primo. Al oír esto, un joven guerrero indio llamado Cuervo Loco les comenta que el ha visto a una mujer y un niño de raza blanca hace dos días en la ciudad que dista dos lunas del campamento. 
  El jefe indio les envía junto a Cuervo Loco a la ciudad para que no tengan ningún problema por el camino. Y así todos en caballos indios, se encaminan a la ciudad. Cuando llegan los habitantes no pueden evitar la curiosidad... ¿Cómo es posible que todos esos niños blancos vayan a lomos de caballos indios?
  Preguntan en una tienda en la que Cuervo Loco los vio por última vez. Allí les comentan que quizás estén en el taller del inventor del pueblo que está al final de la calle.
  Allí se encaminan nuestros amigos, pero en el taller hay algo que les parece sospechoso, un tipo con cara de bobo les abre la puerta del taller pero al verlos empieza a correr. 
-¿ Qué le pasa a ese loco? pregunta el indio sin saber de qué va la cosa.
-¡Es Malcoco! grita Melitón. 
 Cuatro pelos que acaba de coger un martillo de madera lo lanza y le da en todo el coco. Pero al ir tras él, resbala en una mancha de aceite que hay en el suelo  y ha terminado dándose un cabezazo contra lo que parece una máquina de coser.
 Todos intentan incorporar a cuatro pelos, mientras el indio Cuervo Loco agarra a Malcoco, pero este sujeto malvado algo eléctrico del bolsillo ha sacado y una descarga le ha dado.
-¡Ves para algo sirven los artefactos a pilas! por suerte siempre llevo unas cuantas  en mi bolsillo.
 Y con estas palabras y haciendo uso de un extraño artefacto Malcoco se ha esfumado.
 De vuelta al poblado, Melisa la pócima contra picaduras de serpiente ha elaborado con mucho cuidado, pero como siempre ha dado una reacción imprevisible, aunque esta vez es buena ya que hasta los indios les ha dado por bailar " aaay macarenaaa". Y aprovechando el tirón una fiesta ha improvisado el ratón Melitón. El jefe indio en gratitud por el medicamento contra picaduras de serpientes y arañas un traje indio y unos bonitos mocasines a nuestros amigos ha regalado esta mañana. 
Y ya de vuelta se ha hecho  la hora de la comida y todos con sus regalos se dan la despedida.
  Melisa ya está en casa. Al caer la tarde su tía Elvira ha llegado con alegría,la entrevista ha pasado y ya tiene el trabajo. Le contó que su hechizo le hizo efecto, estaba tranquila en todo momento, y cada vez que intentaba decir una palabra fea la nariz le picaba que no veas.

  

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