Taller de Don Augusto |
Eugenio, el genio, ha tenido una idea brillante, ha pensado que si tienen más máquinas del tiempo podrán invitar a más amigos para buscar a la familia de Cuatropelos, y así ganar más tiempo. Se lo ha comentado a Melisa y Silvestre y están totalmente de acuerdo. Para ello han montado su cuartel general en un taller que fue hasta hace poco del abuelo de Eugenio, Don Augusto Rodríguez Carvajal. Don Augusto les ha prestado algo de ayuda, pues él está entusiasmado con todo lo que tiene que ver con la mecánica y ha quedado fascinado con el tractor que le han enseñado.
El taller parece ahora un instituto, todos los chicos del barrio están mano a mano construyendo las máquinas de reciclaje para hacer la estructura de un minibús que se convertirá en la segunda máquina del tiempo. Melitón va dando órdenes al resto del equipo, y a Melisa de la risa le acaba de dar hipo. Silvestre se ha pintado con algo de grasa y un mejunje verde y un buen susto le ha dado que el hipo de golpe se le ha quitado.
Cuatro pelos por allí ha pasado, y al ver a los chicos dentro del antiguo taller, pensativo se ha quedado. Se pregunta qué rayos estarán haciendo tantos chicos en el taller, al ver a Don Augusto en la puerta le ha saludado. Don Agustín que ya sabe la historia le ha dicho que los chicos están haciendo un trabajo para el instituto y les ha cedido el espacio para que no tengan quejas de sus padres por el ruido y los materiales a usar, ya que siempre se quejan de que todo lo terminan por ensuciar. Cuatropelos saluda a los chicos y les pregunta si hoy no van a realizar una nueva aventura. Los chicos sonrientes le saludan y le comentan que pronto saldrá de dudas y que están preparando un nuevo invento que perfeccione la máquina del tiempo.
Ya está la máquina de clonar objetos preparada y al pasar por el superordenador diseña el modelo de minibús que desean y con la estructura y el motor diseñados la máquina empieza a fabricar pieza a pieza y cada uno en su lugar montan lo que va a ser el nuevo motor. Después cortan la estructura, los asientos y los mandos de la máquina del tiempo. Al caer la noche ya tienen montadas todas las piezas del minibús. Don Augusto al verlo terminado asombrado se ha quedado. Han trabajado duro estos chicos, se merecen una buena recompensa y les ha preparado una suculenta cena. Mañana a primera hora han programado hacer la primera aventura en el minibús. Han quedado en avisar a cuatro pelos que ya no tendrá que hacer incómodos viajes en el maletero.
Según el hechizo que acaba de hacer Melisa, la pista siguiente les sitúa en el Oeste americano. Cómo todos los hechizos de Melisa, éste de buscar pistas, ha causado en sus amigos el efecto de querer ser ciclistas, y todos en sus bicicletas se han ido a sus casas en pelotón y el primero en llegar a sido el ratón Melitón.
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