Hola me llamo Melchorcete. Nací el día de Reyes, y salí de un Roscón. Vale os cuento la verdad, pues resulta que estaba con mi tío Melchor en unos grandes almacenes, si esos sitios dónde los niños entregan las cartas y eso. Como soy pequeño y me aburría, me fui a darme una vuelta aprovechando que mi tía Eufrasia no me veía, porque si me ve haciendo el vago, me da una colleja. Entonces vi unos bizcochos redondos que decían "Roscón de Reyes" y me dije, estos pa mí...Me metí en una cajita a probar bocado y como estaban de muerte, seguí haciendo un agujero por debajo para que nadie lo viese, me puse morao, y eso que voy de azul y amarillo. Tanto que luego me entró sueño y me quedé dormido y dije: "Mieda, ahora ¿cómo salgo yo de aquí?...¡Ay, ya me ha dado una colleja mi tía Eufrasia! Es que dice que debo ser educado. Bueno, ¿por dónde iba? ah sí, que no sabía por dónde salir, así que me dije voy a comer un poquitin más mientras se me ocurre algo... Al cabo del rato, el bizcocho ese en forma de rosca se empezó a mover y dije:¡Mieda es un terremoto!, pero como dentro del roscón no estaba mi tía Eufrasia, pues me libré de la colleja, je, je, je. Pero de pronto casi me zampa una boca enorme de un bocado, al verme dijo...¡Bieen lo encontré, ya no pago el roscón!! Yo puse cara de haba y no me moví. Luego me enteré que en ese roscón había una haba y al que le tocase tenía que pagar el roscón... Así salí del Roscón, pero ahora vivo en casa de un amiguito, que juega conmigo... Ya os iré contando alguna historia más...Hasta otro día...Es que ahora me voy a hacer los deberes que si no mi tía Eufrasia me regaña por vaguete...
Llega la hora de dormir y la pequeña Clara se resiste a que la dejen sola en su cuarto. Su madre para convencerla de que no debe tener miedo, abre la puerta del armario y la anima a asomarse. -Ves, aquí no hay nada a lo que temer hija, solo tu ropa. -¿Seguro mami?- pregunta mientras mira con recelo el interior de su armario. A continuación, su madre se agacha y la invita a hacer lo mismo para mirar juntas bajo la cama. -Aquí tampoco, solo está la pieza del puzzle que estabas buscando esta tarde. -Oooh vaya, gracias mami. Aún así, Clara no quiere quedarse a oscuras sola en su cuarto y no quiere admitir que tiene miedo. Le pide a su madre que le deje encendida la luz para ver los dibujos de su cuento favorito. Su madre sonríe y al final se queda un ratito a contarle una bonita historia de un niño que tenía como misión contar estrellas todas las noches. Al final, Clara cae rendida y se duerme apaciblemente. Al día siguiente, al volver del cole se encuentra
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