Las 21:00 horas, en la prisión están sirviendo la cena. Es Nochebuena, y hoy hay menú especial. Malcoco nervioso apura la cena como si le fuera la vida en ello. Sonríe a cada minuto, y de vez en cuando mira su reloj diminuto. Mientras tanto, no muy lejos de allí una furgoneta de reparto de pizzas a domicilio aparca en un lugar discreto y apartado de las miradas de curiosos. En su interior, un individuo con cara de lelo manipula el teclado de un artefacto bastante extraño. Tiene forma de cubo, por su aspecto se diría que es de metal oscuro y en cada una de sus caras parece adivinarse unos extraños grabados que se iluminan cuando el individuo toca un círculo situado en el extremo superior. Al cabo de unos segundos se oye un leve pitido y la población se sumerge en la más absoluta oscuridad, ni las luces de emergencia logran funcionar. El hombre de la furgoneta se ha vestido con una rara vestimenta, lleva gafas especiales para ver en la oscuridad, sale de la furgoneta y da unas vueltas en las manecillas de un extraño reloj. Avanza hacia el edificio de la prisión, los guardias no logran verlo y el individuo, alto y desgarbado avanza en silencio hasta llegar al punto señalado. Allí en medio de la celda, en la oscuridad más absoluta se encuentra Malcoco que lleva media hora esperando al ceporro de Antonio Zanahorio.
-¡Se puede saber qué horas son estas!- exclama enfurecido Malcoco al tiempo que propina una supe colleja de efecto retardado a su ayudante.
-¡Ay jefe, no se enfade! me entretuve algo con la cena, el pavo se me atragantó un poco y se me hizo un pelín tarde- se excusa Antonio Zanahorio.
-¡Pavo el que tu tienes encima, so lelo!
-Perdone jefe, pero tenemos que irnos antes de que transcurra media hora o se volverá a activar todo el sistema eléctrico de la comarca y nos pillarán con todo el equipo.
Se marchan a toda prisa, dejan la prisión atrás y en la furgoneta se disfrazan de repartidores de pizza. Al salir del pueblo, todo ha vuelto a la normalidad, pero al llegar a una rotonda les ha parado la autoridad. Sin embargo, como no han visto nada sospechoso, les han dejado marcharse a estos dos tramposos.
En casa de Melisa todo son risas. Están cenando todos juntos, incluido su primo Alberto. El único inconveniente es que como aún no han arreglado su reloj transportador en el tiempo va dando saltos, y desaparece entre plato y plato, ahora acaba de aparecer y trae con él un gato. Menudo susto se ha llevado Melitón que se acaba de atragantar con un polvorón.
Acaba de sonar el móvil de Melisa, es Eugenio que acaba de darle una mala noticia.
-¡Cómo es posible que se haya escapado!- exclama Melisa.
Como Melitón está cantando villancicos no se ha enterado muy bien.
-¿A quién se le ha fundido un fusible?- pregunta Melitón.
-A nadie Melitón, digo que no es posible que se haya escapado Malcoco de prisión.
-¡Por los bigotes de mi abuelo, eso no es posible!
Melisa reúne a toda la familia para explicarles la situación. Cuatropelos llama al profesor Piedrahita y a la directora doña Asunción. Melisa pone al corriente a Miranda y al resto de compañeros. Han quedado todos en reunirse a primera hora de la mañana para informarse de lo sucedido y averiguar cual es el siguiente destino.
Son las nueve de la mañana y todos están reunidos. Elvira les pone al corriente, y según sus informaciones habrán de trasladarse al Reino Unido. Habrán de hacerlo el día 30, debido a un problema en la máquina del tiempo y como es fiesta no pueden repararla del todo en este momento.
Londres, día 30
La ciudad se prepara para los acontecimientos que pondrán el broche final a las celebraciones con motivo de las bodas de diamante de la reina Isabel II de Inglaterra por sus 60 años de reinado. Nuestros amigos aparecen en una zona residencial y, como no saben cuanto tiempo estarían en la ciudad, antes de iniciar su viaje en el tiempo hicieron reservas en un hotel para pasar unos días en Londres.
Según han podido averiguar se prepara un evento especial con un espectáculo multimedia para el día de Nochevieja.
Como el inglés de nuestros amigos no es muy bueno a Melisa se le ha ocurrido hacer uno de sus brebajes, con unas hierbas y polvos que le regaló su amigo el sacerdote egipcio Nasortitis, que tiene sabor a melocotón con miel, pero Melitón se niega en redondo porque dice que el hizo un curso intensivo de inglés. Todos a excepción de Elvira y Melitón se toman la delirante poción. Y como es de esperar los efectos secundarios aparecen de forma singular. Cuando alguien les da las gracias con un thanks, ellos responden cantando Call me maybe. Y como Melitón le encanta la canción les sigue con mucha emoción, pero con una peculiaridad y es una versión muy personal.
- ♪♪ Acho baby, butchis mi namber so call me maybe♪- entona Melitón con mucho arte, mientras los demás se revuelcan de risa ante tal desastre.
-¡Qué dices de acho Melitón pareces un murciano anglosajón- le dice muerto de la risa Juan Miguel..
- De que te ríes pitufo, si yo se muy bien pronunciar inglés- le replica Melitón, que en el curso se ha gastado un pastón.
-Se dice ♪at you baby, but here´s my number, so call me maybe ♪- le dice Melisa en inglés.
-Bueno dejémonos de fruslerías y pongámonos a buscar a los individuos antes que hagan alguna de las suyas-interrumpe la discusión el profesor Piedrahita.
Se aproximan al famoso Big Ben, allí se están haciendo algunos preparativos, entre el personal destaca un hombre mayor de bata blanca que parece ser el responsable de todo el operativo allí montado. Al darse la vuelta, Elvira reconoce al profesor Van Nielsen, un excelente científico en el área de las nuevas tecnologías y maquinaria de precisión. Acaba de acordarse de que Van Nielsen fue quien le negó una beca muy importante a Malcoco y que este juró vengarse algún día. Así que sospecha que tal vez Malcoco quiera vengarse en este momento, fastidiando a Van Nielsen en este evento.
Melitón acaba de estrenar unas nuevas zapatillas de deporte, aunque parece que le vienen un poco grandes. Acaba de fijarse en el personal de limpieza y mantenimiento del reloj, observa que están suspendidos en cuerdas como si fueran montañeros. Pero le acaba de llamar la atención un calvo con gafas que lleva un atuendo estrafalario, ya que lleva un mono amarillo que más bien parece un plátano canario. Se encamina a la torre, y Melitón que algo sospecha se va tras él. Melisa avisa a los otros de que Melitón se ha ido tras un calvo con gafas y todos sospechan de quién se trata. En ese mismo momento, aparece la reina Isabel II que quiere supervisar si todo marcha bien y asistir a la primera prueba para mañana por la noche. Elvira se queda con Van Nielsen y le avisa del peligro para que pueda salir airoso ante la reina en caso de que todo resulte desastroso.
Eugenio, el genio acaba de darse cuenta de que arriba en las letras que están formando para saludar el nuevo año con un mensaje para la reina de Inglaterra está siendo modificado y que en vez de formar la frase "Dios salve a la reina Elisabeth II", un pelirrojo con cara de lelo acaba de formar el siguiente mensaje: Dios salve al rey Malcoco I, y al final de la frase intenta formar la imagen de Malcoco.
Por las escaleras de la torre se ha iniciado una trepidante persecución, sube Malcoco a toda prisa y tras él Melitón, pero con esas zapatillas tan grandes da un traspiés.
-¡Huy que se me escapan las zapatillas!- exclama Melitón que acaba de dejar atrás sus flamantes deportivas rojas.
Malcoco sale hacia el exterior y se queda suspendido de una de las agujas y Melitón que ya ha visto el mono amarillo se lanza en picado y deja a Malcoco en calzoncillos. En la caída Melitón ha aterrizado en la cabeza del pelirrojo, que se ha quedado pasmado. No ve nada y forma un lío de mil demonios. Mientras tanto, abajo la Reina de Inglaterra se desternilla de risa viendo todo el montaje, y sobre todo a Malcoco haciendo visajes para que de allí le bajen. El pelirrojo acciona su reloj y desaparece dejando a Melitón ante todo el entramado luminoso, que al final lo arregla y lo deja bien curioso. Malcoco acaba de ser rescatado por Silvestre y María del Mar para llevarlo ante unos agentes de Scortland Yard. Y después de resolver este lío, se van todos a celebrarlo.
Al final todo se ha solucionado y nuestros amigos han sido invitados por el profesor Van Nielsen y tras las uvas se encienden las luces y se forma un precioso espectáculo de luces y efectos multimedia que asombra hasta la misma reina. Curiosamente en un rincón de las letras luminosas aparecen unas diminutas zapatillas rojas.
Y al final de las campanadas para dar la bienvenida al nuevo año, nuestros amigos felices y contentos se saludan y gritan felicitándose el año nuevo que acaba de comenzar.
Otra vez Malcoco suelto!! Espero que lo encierren pronto, que a este no se le ocurre nada bueno.
ResponderEliminarAhora está en una cárcel de Londres, pero con el Zanahorio suelto y el artilugio ese quién sabe...
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