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¿Mamá existen las hadas?

Hada del bosque

Son las nueve de la noche y los dos pequeños de la casa acaban de cenar.
-¡Alba, Sergio a dormir!!- grita su madre desde la cocina.
 Los dos pequeños están en el cuarto de baño cepillándose los dientes antes de irse a su cuarto. La primera en terminar, como casi siempre es Alba. Rápidamente se va a su cuarto, pero Sergio corre por el pasillo y la adelanta mientras grita... ¡campeón Sergio!!
Al momento, aparece en el cuarto su madre.
-Mamá, cuéntame un cuento de hadas- le ruega la pequeña Alba.
Su madre empieza el relato del hada de los bosques, encargada de proteger las estaciones, la vegetación y los animales...A mitad del relato, Alba le hace una pregunta a su madre.
-¿Mami las hadas existen?
-Claro que existen-responde su madre poniendo un gesto firme y serio.
-¿Tú has visto alguna?-insiste Alba.
Su madre se queda algo desconcertada, sin saber que responder.
-Solo pueden verlas los niños de corazón noble-responde su madre saliendo del paso.
-¿Pero tú has visto alguna?-vuelve a insistir.
-Puede que sí...cuando era como tú, pero como hace tanto tiempo no me acuerdo-responde, aunque no está muy segura si esa respuesta habrá calmado la curiosidad de la pequeña.
-¿Sabes qué mami? yo si veo alguna intentaré recordarlo siempre-replica la pequeña muy convencida de lo que dice.
-Te creo, y ahora señorita a dormir-le responde al mismo tiempo que le da un beso-Buenas noches, mi pequeña hada.
-Buenas noches, mami.
Cuando se marcha su madre, asoma la cabeza por la puerta su hermano Sergio que se ríe de ella.
-Las hadas no existen, niña boba.
-Sí que existen, me lo ha dicho mamá-responde enfadada.
-Te lo ha dicho para que te duermas, niña pequeña.
-¡Sergio a tu cuarto!- ordena su madre- Y deja a tu hermana en paz.
-Vale mamá.
A la mañana siguiente, de camino al colegio Alba se para como siempre delante de la librería "Hermanas Brontë", pega su carita contra el cristal para mirar más de cerca un hermoso libro con dibujos de hadas.
-¡Vamos Alba que llegamos tarde!-le avisa su madre. 
-¡Voy!-grita Alba, que sale corriendo.
 Al salir del colegio, allí está su madre con dos libros en la mano. Al acercarse, sus ojos se abren de incredulidad y al mismo tiempo de alegría. Es su cuento de hadas soñado, el que cada mañana contempla al ir a clase. Sergio la mira con cara de fastidio, al menos al principio, después al ver su libro de cómic favorito la cosa cambia.
 Alba se pasa toda la tarde mirando su libro y soñando con el mundo idílico de las hadas. Se imagina a la Reina de las Hadas con un hermoso vestido. Luego se imagina cómo será su mundo, un mundo de armonía, de paz. De repente, pasa Sergio corriendo con su pelota de fútbol y le tira el cuento. Alba se pone a llorar y su madre los manda a los dos al jardín. 
 -Sabes que te digo, que las hadas no existen- le dice Sergio enfadado a su hermana.
-Mentira, mamá me ha dicho que si existen-responde ella.
-Pues yo no he visto ninguna, así que no existen-insiste Sergio.
-Porque tú no las veas no quiere decir que no existan, niño tonto-le replica su hermana.
-Y si existen, por qué no me traen mi consola de videojuego que se me perdió en el jardín ayer ¿eh?
-Porque eres muy travieso y las hadas solo ayudan a las personas nobles de corazón, me lo ha dicho mamá.
-¡Menuda trola!-responde Sergio.
 A la hora de la cena, Sergio está muy callado, aunque luce una sonrisa de malvada satisfacción. Su padre le mira fijamente.
-Sergio ¿tienes algo que contarnos?- le pregunta mirándole directamente a los ojos. Lo intuye, sabe que ha hecho alguna trastada.
-Yooo, no nada-responde mirando al plato.
-¿Estás seguro?-insiste su padre.
-Sí-responde sin mucho convencimiento.
 Cuando se van a sus habitaciones Alba comprueba que su libro no está donde lo dejó.
-¡Mami, sabes dónde está mi libro de hadas!
-Cariño está en tu mesita de noche- le responde su madre.
-¡Aquí no está!-insiste la pequeña.
-¡Sergio!-grita la madre enfadada-¿Dónde has puesto el libro de tu hermana?
-Yo no lo he cogido-responde Sergio.
Cuando llega al cuarto de Sergio, el niño está escondido entre las sábanas.
-¡No me gusta que me mientas!
-Lo he tirado....a la basura-responde medio llorando.
-¡Pero se puede saber por qué estás siempre fastidiando a tu hermana!
-No lo sé- responde con cara de arrepentimiento.
-Que sepas, que estás castigado sin ir al parque a jugar toda esta semana.
Alba llora en su cuarto totalmente desconsolada. Su padre intenta que se tranquilice y le promete que por la mañana le comprará otro libro exactamente igual. Luego llama a Sergio y le aconseja pedir perdón a su hermana. A continuación, les cuenta  a los dos un bonito cuento de una hada llamada Elisenna que vela los sueños de todos los niños, y que concede algunos deseos si los pides de corazón. 
Los dos se han quedado dormidos con el cuento. Mientras el padre toma a Sergio para llevarlo a su cama, la madre arropa a la pequeña Alba.
 En la media noche una luz dorada como una ráfaga de estrellas surge en la habitación de Alba. La niña se despierta, allí puede ver su libro y a una hermosa criatura que la sonríe con dulzura.
-¿Eres un hada?-pregunta la niña.
-Sí, soy el hada de los niños- responde la hermosa criatura.
-¿Cómo te llamas?
-Mi nombre es Elisenna-responde el hada. 
Despliega sus alas y dejando una estela luminosa de colores se posa sobre su mano. La pequeña está feliz, acaba de conocer al hada de los niños, el hada del que le había hablado su padre.Y su padre jamás la mentiría.
-¿Puedo pedirte una cosa?
-Dime pequeña.
-¿Podrías encontrar la consola de videojuego de mi hermano?-pregunta la niña.
-¿De veras quieres eso?-pregunta intrigada Elisenna.
-Sí, porque si encuentras su consola mi hermano Sergio se portará mejor conmigo y no se burlará de mí.
-Tu deseo será concedido-responde Elisenna.
A la mañana siguiente, la niña se despierta y le cuenta el sueño que ha tenido a su madre.
-Es un bonito sueño, pero ahora vamos a desayunar.
Se levanta y cuando se va a poner su bata de ositos se fija en que su libro está otra vez en la mesita de noche. Desde la habitación de Sergio se oye un grito...
-¡Hurra ha aparecido mi consola de videojuegos!!
 Cuando están desayunando, los dos mellizos se miran y sonríen felices. Al salir con sus mochilas camino del colegio, Sergio mira a su hermana y le dice algo bajito al oído.
-Perdóname por no haberte creído.
-Entonces, ya no me fastidiarás más ¿verdad?
-Bueno, no sé...te prometo que me portaré mejor.
Su madre que ha oído la conversación suspira y piensa...bueno es un buen comienzo, ahora tendré unos días de paz.... al menos eso espero.
  

Comentarios

  1. ¡Precioso cuento que transporta a un mundo de fantsía! Me ha encantado.

    Brisas y besos.

    Malena

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, Malena..Brisas y besos también para ti. Ya me pasaré por tu blog que me han hablado muy bien de él.

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  2. Las hadas ya me gustaría que existiesen, en vez de otros especímenes más desagradables que pululan por ahí sueltos.

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