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Aventura en Navidad del grumete Pablo.




Se acercan las fechas navideñas y los padres de Pablo han decidido pasar estas vacaciones en casa de los abuelos paternos. Pablo está entusiasmado; la última vez que vio a su abuelo fue cuando tenía dos añitos y apenas recuerda la cara de su abuelo.
 El viaje se ha hecho un poco largo y Pablo se ha quedado dormido. 
-¡Vamos dormilón, que ya hemos llegado!-le dice su padre.
Pablo se despierta a duras penas. Se frota bien los ojos. ¿Será verdad lo que está viendo? Vuelve a frotarse bien los ojos y vuelve a mirar fijamente. ¡No puede ser, se parece a Malapata! En la ventana, alguien muy especial salta de alegría al verle. Su abuelo le guiña el ojo y le da un fuerte abrazo.
-¡Ven aquí grumete!-le dice su abuelo dándole un enorme abrazo.
Pablo no sabe qué decir, pero antes de que diga nada su abuelo le hace una señal para que no diga nada.
-¿Eres tú?-le pregunta en voz baja.
-Mira hacia la ventana, tengo una sorpresa para ti-le dice su abuelo.
Pablo mira a la ventana que hay justo enfrente de él y ve a su amigo el mono Quique
-¡Wow, qué alegría!-exclama Pablo dando saltos de alegría.
-Vaya si que estás contento-le dice su padre.
-Es Quique-le responde Pablo.
-¿Quién es Quique?-le pregunta su madre.
-Es un pequeño mono muy simpático-le responde la abuela.
-No sabía que teníais un mono-responde el padre de Pablo.
-Es cosa de tu padre.
-Lo encontré hace unos años en uno de mis largos viajes-interrumpe el abuelo.
-Oh, vaya-se muestra sorprendido el padre de Quique-.No me habías contado nada.
-¡Cómo! ¿No te lo conté?-se queda pensativo-. Vaya memoria la mía, empiezo a parecerme a mi hermano Alfonso-.Se ríe abiertamente, quitándole importancia a su olvido.
-Papá, siempre estás bromeando sobre el tío Alberto-le regaña a su padre.
-Él también me hace de rabiar a mí, hijo-le replica el abuelo.
-Bueno, dejad la charla y vamos a entrar todos los equipajes-intercede la abuela de Pablo.-Debéis tener hambre después del largo viaje.


  Entran todos los equipajes, mientras Pablo no para de jugar con Quique. A la hora de comer, todos cuentan sus historias. Pablo no presta atención, está fijo mirando a su abuelo y a los dibujos de su cuento favorito.
-¿Sabes una cosa grumete?-le pregunta su abuelo.-Esos cuentos que lees, los escribe tu tío Alberto. 
-¿De verdad abuelo?
-Sí hijo, el tío Alberto es escritor y publica sus cuentos hace muchos años-le explica su padre.

-Se inventa cada historia sobre unos piratas muy patosos-interviene su abuela.-Además siempre dice que se inspira en tu abuelo y su hermano.
-Es que tu tío Alberto tiene mucha imaginación, hijo-replica su padre revolviéndole el pelo y haciéndole cosquillas.
 El abuelo de Pablo le enseña un álbum de fotos muy interesante. Allí está su abuelo vestido de capitán de fragata, junto a su hermano Alfonso que también está vestido de marino...Se pasan la tarde contando historias de barcos y tesoros. Después de cenar, Pablo se despide y se va a dormir. Quique le sigue a su cuarto y se duerme a su lado...Al cabo de un rato, cuando todos duermen. Aparece su abuelo.
-Eh, grumete despierta- le llama sigilosamente su abuelo. Le da un toquecito en la cara con suavidad.
-¿Qué pasa abuelo?-pregunta Pablo adormilado.
-Ven sígueme-ordena su abuelo. Quique también les sigue pasillo adelante. 
Cuando llegan a la Biblioteca, su abuelo gira un aplique que hay en una falsa columna y se abre una puerta. Se introducen por la puerta y recorren un largo pasadizo. Está algo oscuro, pero no le da miedo. Su abuelo los va guiando con una enorme linterna. Llegan al final y salen a la playa. Allí está el Malasuerte III nuevo y flamante para una nueva aventura.
-¡Guau, abuelo barco nuevo!- exclama impresionado Pablo.
-¡Venga grumete sube que no tenemos todo el día!-le ordena el cocinero Fetuchini guiñándole el ojo.
-¿Preparado para una nueva aventura?-le pregunta el contramaestre cuatro ojos.
-¡Preparado!-grita Pablo feliz y contento.
-Vamos a por el tesoro de Jack Cuatro dedos-ordena Malapata metido en su papel de Capitán pirata.

 Navegan con el viento a favor, pero al cabo de unos minutos el vigía avisa que un barco les sigue manteniendo las distancias. Malapata ordena que vayan más despacio para saber de quien se trata.




-¡Capitán, es el Malamemoria III!-confirma el vigía.
-Me lo temía, ya está aquí mi hermano.
 Dejan que el Malamemoria les de alcance.
-¡Eh, cerebro de besugo a dónde crees que vas!-se burla Malapata.
-A quitarte el tesoro de...a quitarte el tesoro sacacorchos con ojos!-responde Malamemoria.
-Pues eso será si yo te dejo cabeza de alcornoque- le responde Malapata.
-Soy tu hermano mayor, y harás lo que yo te diga Patapalillo.
-Vaya excusa más tonta para hacerse con el tesoro-se lo piensa-Pero te propongo algo-le dice Malapata mientras mira el mapa.
-Soy todo...orejas-responde Malamemoria para guasa de toda la tripulación.
-De eso no me cabe duda-le responde riéndose Malapata, que de tanto reírse se tropieza con un cabo suelto y se da un tremendo coscorrón.-¡Por las barbas de mi abuelo Jack el gafe, que como pille al que ha dejado el cabo suelto le hecho a los tiburones.
-Bueno, que era lo que me ibas a decir-interrumpe Malamemoria.
-Que busquemos el tesoro juntos y el 70 por ciento del tesoro para mí y el resto para ti-propone Malapata.
-¡Cómo, repite no te he oído bien!-le insiste Malamemoria.
-¡Que busquemos el tesoro juntooos, y el 70 por ciento para ti, y el resto para miii!- se confunde Malapata.
-Señor así no era la propuesta-le avisa el contramaestre cuatro ojos.
-Callad, no me interrumpáis-le ordena Malapata.
-Abuelo, es al revés-le avisa el grumete Pablo.
Pero Malapata que no le gusta que le corrijan sigue con su oferta.
-Acepto, el …por ciento para mi y el resto para...eso-responde Malamemoria.

 Llegados a la isla, se ponen a cavar en el punto señalado en el mapa y después de cavar veinte hoyos, solo encuentran: cuatro botas viejas, tres botellas de ron vacías, dos redes de pesca hechas trizas y dos casacas descoloridas.
-Capitán, en esta isla no hay nada más-informa el contramaestre cuatro ojos.-Quizás nos equivocamos de isla.
-No, esta es la isla del mapa 
¿lo ves?-le muestra el mapa al contramaestre señalando la isla señalada con una flecha.

Malapata viendo el mapa
-Déjame ver cabeza de serrín- le pide Malamemoria.
-Tome usted, cerebro ilustrado a ver si se le ilumina por algún milagro su magnífica sabiduría-se burla Malapata.
-Pues claro, este mapa está al revés y esta no es la isla donde enterró el tesoro "Cuatro dedos"-afirma con cara de satisfacción al descubrir el fallo de Malapata-es la isla de enfrente.

Malamemoria descubriendo el error

-Bueno, he de reconocer que por una vez quizás tengas razón-reconoce de mala gana haciendo gestos de contrariedad.
-Pongamos rumbo a esa isla.
 Calculan el punto exacto donde creen que puede estar el tesoro enterrado, y después de discutir un largo rato empiezan a cavar. El grumete Pablo y Quique calculan el punto exacto por su cuenta y empiezan a cavar unos quince pasos más a la izquierda de todos. Le acompañan el contramaestre Cuatro ojos y el cocinero de Malamemoria. Cuando el grupo más numeroso se lleva una desilusión al no encontrar nada, el grupo de Quique y el grumete Pablo dan con un cofre enorme. 
-¡Aquí, ayudadnos a cavar aquí!-grita el grumete Pablo muy excitado por el hallazgo. Todos acuden para ayudar y encuentran dos cofres repletos de monedas de oro. 

-Como es Nochebuena, que te parece si repartimos el tesoro mitad para uno y la otra mitad para el otro-propone Malamemoria.
-Es un trato justo-acepta Malapata.-Y además te propongo que vengas esta noche a cenar con nosotros.
-Allí estaremos toda la familia-acepta Malamemoria.
 El grumete Pablo, Quique y su abuelo vuelven por el pasadizo hasta la biblioteca, todos están durmiendo. El tesoro está a buen recaudo y, por fin, cenarán toda la familia unida.
 Al llegar el día, el abuelo de Pablo comenta que ha invitado a su hermano Alfonso y su familia a la cena de Nochebuena. Todos se han puesto muy contentos. Va a ser una cena muy divertida y muy especial para Pablo, podrá conocer a toda la familia al completo.





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