Ir al contenido principal

Despertando hadas

Cae la noche sobre el campamento, y todos duermen plácidamente. Ha sido un día muy ajetreado: montando las tiendas de campaña, organizando los grupos y turnos de comida...etc. 
  La pequeña Laura duerme feliz junto a sus amigas, pero una luz de colores suaves y brillantes se cuela en la tienda y empieza a revolotear de un lado a otro; parece como si jugase con la pequeña. Laura, emocionada, llama a sus amigas para que contemplen este maravilloso espectáculo. Sólo se despiertan Nuria y Rosa. La luz sale al exterior y las pequeñas la siguen también. Pero allí está Paqui, la monitora de su grupo, que parece seguir a otra luz que revolotea a su alrededor como queriéndola guiar hacia algún lugar. Juntas deciden averiguar de dónde provienen.
  Provistas de linternas siguen a las luces hacia el interior del bosque. Tras caminar unos cincuenta metros contemplan un espectáculo sorprendente. Judith, la profesora de lengua que les acompaña en esta acampada, está sentada en una roca a orillas de un lago entonando un cántico mientras golpea suavemente con una cucharilla un tarro de cristal. Las luces la rodean creando un halo de luz a su alrededor. 
-¡Parece magia!-exclama la pequeña Laura mientras da un codazo a Rosa para que no pierda detalle de todo lo que ocurre a su alrededor.
-Sí-balbucea Rosa que está con la boca y los ojos abiertos de la impresión.
 Paqui, la monitora, está paralizada por la impresión. Más aún cuando delante de sus ojos esas luces se difuminan y van aumentando de tamaño y lanzando destellos de colores fuertes para luego envolverles. Al hacerlo ven figuras humanas que danzan a su alrededor, parecen sonreír.
-¡Son hadas!- grita Nuria excitada.
-¿De verdad?- le pregunta Laura a la monitora.
- Yo diría que sí-responde la monitora, aunque no está muy segura de lo que está viendo, puesto que jamás ha visto nada igual.
 Las hadas inician su recorrido por el bosque, no sin antes darle las gracias a Judith.
 Cuando termina todo, Paqui y las niñas se acercan a Judith para preguntarle por lo sucedido. Judith solo responde una cosa.
-Estaba despertando a las hadas como todas las primaveras.
-¿Es que las hadas estaban dormidas?- pregunta Nuria.
-Sí, y cada primavera suelo venir al bosque para despertarlas con un suave tintineo para que ellas despierten y protejan el bosque y a todos los que habitan y pasan por él.
-¡Qué bonito profe!-responde Laura que está entusiasmada con el espectáculo.-Cuando sea mayor, vendré y despertaré a las hadas como tú para que no se queden dormidas y el bosque corra peligro.
  Al despertar a la mañana siguiente, las pequeñas piensan que todo ha sido un sueño hasta que se dan cuenta de que cada una lleva un colgante con la figura dorada de un hada del bosque. Al rato entra la profesora Judith, les guiña un ojo y les dice que a partir de ahora ellas también podrán ir cada primavera a despertar a las hadas.
 

Comentarios

Entradas populares de este blog

La contadora de estrellas🚀

      Llega la hora de dormir y la pequeña Clara se resiste a que la dejen sola en su cuarto. Su madre para convencerla de que no debe tener miedo, abre la puerta del armario y la anima a asomarse. -Ves, aquí no hay nada a lo que temer hija, solo tu ropa. -¿Seguro mami?- pregunta mientras mira con recelo el interior de su armario.  A continuación, su madre se agacha y la invita a hacer lo mismo para mirar juntas bajo la cama. -Aquí tampoco, solo está la pieza del puzzle que estabas buscando esta tarde. -Oooh vaya, gracias mami.   Aún así, Clara no quiere quedarse a oscuras sola en su cuarto y no quiere admitir que tiene miedo. Le pide a su madre que le deje encendida la luz para ver los dibujos de su cuento favorito. Su madre sonríe y al final se queda un ratito a contarle una bonita historia de un niño que tenía como misión contar estrellas todas las noches. Al final, Clara cae rendida y se duerme apaciblemente.    Al día siguiente, al volver del cole se encuentra

Pixie y Dixie, mis ratones favoritos

    Hoy os voy a enseñar uno de mis dibujos animados favoritos de cuando era niña. Me encantaban los ratoncillos Pixie y Dixie, siempre haciéndole trastadas al gato Jinks, que tampoco dejaba de hacer de las suyas para cazar a los "malditos roedores" como el los llamaba.   Me gustaba el doblaje de los personajes animados, a Pixie le pusieron  acento mexicano y a Dixie acento cubano   ( eran mis favoritos y creo que de todos los niños de entonces) y el acento andaluz del gato Jinks (al menos así era aquí en España, en otros países no tengo ni idea).  Eso sí, cuando algo les pasaba a estos pequeños roedores, el gato Jinks se apiadaba de ellos, pero sin dejar de lado su instinto de gato que como ya sabéis siempre tiene como enemigo natural a un ratón- en este caso son dos- y entonces vuelta a la batalla. Al final, lo que se imponía era una convivencia entre estos tres seres que nos deparaban muy divertidas aventuras.  

El hada Sybilla y su viaje al mundo real (1ª parte)

   Quiso la casualidad, o quizás fuese el destino, que un hada del reino de “Fantasía” cansada de vivir encerrada en el mundo imaginario decidiese emprender la aventura más arriesgada que ocurrírsele pudiera a un hada; traspasar los límites del mundo imaginario para conocer el mundo real. Nique, la reina de las hadas, intentó persuadirla, pero Sybilla –que así se llamaba-tenía curiosidad por conocer qué había más allá de su mundo, conocer otros seres, sus formas de pensar, de vivir y el mundo que les rodea. Tomó su corcel blanco y con la ayuda de su amigo el halcón dorado emprendió el viaje hacia el mundo real.      Cruzó valles, ríos, y montañas buscando a alguien que le dijese cómo llegar hasta ese mundo que tanto ansiaba conocer. Preguntó a elfos, gnomos y a otras hadas que iba encontrando a su paso; más ninguno de ellos supo darle cuenta del paradero de ese misterioso y desconocido mundo, pero todos sin excepción se atrevían a advertirla de sus innumerables peligros de