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LA PRINCESA MARIPOSA IV. THE BUTTERFLY PRINCESS IV


       Pasaban los días y Toshiro andaba inquieto, se acercaba el momento en que Mei Li adoptaría forma humana y posiblemente ya no volvería a verla más. Pero cómo convencerla de que se quedara con ellos, cómo decirle que el mundo de los humanos era un mundo lleno de falsedad y de mentira, pero sobre todo cómo decirle que estaba locamente enamorado de ella. Estaba hecho un mar de dudas y apenas tenía ganas de salir a ningún lado.
     En el ala norte de palacio, el príncipe Hong-xiang andaba con un humor de perros, aún no había dado con el paradero de la princesa y se acercaba el día en que sus opciones al trono se esfumarían del todo. Tenía que encontrarla fuera como fuese y eliminarla para siempre, pero cómo iba a dar con ella en tan poco tiempo.
     El rey ajeno a la leyenda andaba preparando sus esponsales con la joven Masako. Mientras que la reina Kumiko ordenaba a su séquito cargar todos sus enseres en varios carruajes para tomar rumbo hacia el norte, rumbo a casa de su padre. Atrás quedaba todo, sus ilusiones, su amor y sobre todo su pequeña. Lo que más quería en el mundo. Al partir, hubo una fría despedida por parte del que fuera su esposo, un hombre al que creyó fiel y al que amó con locura. Ahora aquel hombre se había vuelto frío y cruel, no acertaba a entender qué había visto en él para enamorarse así.
     Llegó el día, y al amanecer la luz brillaba de manera inusual. El sol tomó un aspecto rosa dorado y la joven mariposa se llenó de luz, una luz que se iba extendiendo con rapidez. Era una luz cegadora, tanto que apenas pudieron ver como la joven mariposa se transformaba ante ellos en una hermosa joven. Toshiro salió volando hacia ella.
-¡Espera, no puedes irte!-intentó hablarle.
Quería decirle todo de golpe, pero era inútil. No poseía el don de hablar con los humanos; ese era un don exclusivo de Mei Li y del rey Shaoming.
    Se despidió del rey Shaoming, y emprendió el camino de regreso a palacio.
    Llevaba largo rato caminando cuando se encontró a un joven por el camino.
-¿Vais camino de palacio?-le preguntó el joven.
Mei Li no contestó, se limitó a examinarlo detenidamente. Recordó que el rey Shaoming le advirtió de que no hablara con ningún extraño, y mucho menos que desvelara su identidad hasta que estuviera frente al rey, su padre.
-¿Te ha comido la lengua un gato?-se burló el joven.
-Simplemente no hablo con jóvenes vanidosos-le respondió ella aligerando el paso para tratar de zafarse de aquel desconocido.
-Si vais a palacio puedo llevaros en mi caballo-insistió el joven.
-No gracias, conozco el camino.
-Como gustéis-respondió él burlonamente tras lo cual apresuró el paso y la dejó atrás.
    Cuando Mei Li llegó a los jardines de palacio lo vio hablando con la nueva reina. Hablaban en tono muy bajo, pero pudo oír la conversación.
-¿Qué haremos si aparece la hija del rey?-le preguntó ella.
-La eliminamos o bien te apresuras a tener descendencia y si es un varón será tu hijo quien reine.
-¿Y si no es así?
-Bueno, en ese caso yo me podría sacrificar y casarme con la princesa.
-Eres muy listo hermano.
Mei Li divisó cerca de ellos dos mariposas azules que le resultaban muy familiares, debían ser Toshiro y Yoshi.
    Se acercó a un cerezo próximo a la fuente de la entrada principal a palacio. Y les hizo una señal, ellos obedecieron y se posaron en la palma de su mano. Ella los acarició suavemente y los besó con dulzura a los dos. Luego les ordenó que se marchasen, allí solo podían correr el peligro de ser atrapados y terminar en la colección del malvado Hong-xiang. Los dos obedecieron, y marcharon hacia el reino de las mariposas azules.
Al descubrirla el joven se acercó a ella apresuradamente.
-Oh, vaya veo que habéis encontrado el camino hasta palacio.
-Ya os lo advertí.
-¿Y qué tal el paseo si no es indiscreción?
-Hubiera sido muy gratificante de no haber sido por la intromisión de cierto individuo vanidoso, pero nada que me quite el sueño.
-Vaya, siento que haya sido así.
-Ahora si me disculpa tengo que volver a mis deberes.
    Mei Li se dirigió a la cocina tal y como había planeado el rey Shaoming, allí encontró a la vieja Hiyori la cocinera jefe de palacio que no dudaría en ayudarla. Sólo tenía que enseñarle la mancha de nacimiento en el muslo derecho y la vieja cocinera ya sabría qué hacer.

Continuará..

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