En
el ala norte de palacio, el príncipe Hong-xiang andaba con un humor de perros,
aún no había dado con el paradero de la princesa y se acercaba el día en que
sus opciones al trono se esfumarían del todo. Tenía que encontrarla fuera como
fuese y eliminarla para siempre, pero cómo iba a dar con ella en tan poco
tiempo.
El
rey ajeno a la leyenda andaba preparando sus esponsales con la joven Masako.
Mientras que la reina Kumiko ordenaba a su séquito cargar todos sus enseres en
varios carruajes para tomar rumbo hacia el norte, rumbo a casa de su padre.
Atrás quedaba todo, sus ilusiones, su amor y sobre todo su pequeña. Lo que más
quería en el mundo. Al partir, hubo una fría despedida por parte del que fuera su esposo,
un hombre al que creyó fiel y al que amó con locura. Ahora aquel hombre se
había vuelto frío y cruel, no acertaba a entender qué había visto en él para
enamorarse así.
Llegó el día, y al amanecer la
luz brillaba de manera inusual. El sol tomó un aspecto rosa dorado y la joven
mariposa se llenó de luz, una luz que se iba extendiendo con rapidez. Era una
luz cegadora, tanto que apenas pudieron ver como la joven mariposa se
transformaba ante ellos en una hermosa joven. Toshiro salió volando hacia ella.
-¡Espera, no puedes irte!-intentó
hablarle.
Quería decirle todo de golpe, pero
era inútil. No poseía el don de hablar con los humanos; ese era un don
exclusivo de Mei Li y del rey Shaoming.
Se despidió del rey Shaoming, y emprendió el camino de regreso a
palacio.
Llevaba largo rato caminando cuando
se encontró a un joven por el camino.
-¿Vais camino de palacio?-le
preguntó el joven.
Mei Li no contestó, se limitó a
examinarlo detenidamente. Recordó que el rey Shaoming le advirtió de que no
hablara con ningún extraño, y mucho menos que desvelara su identidad hasta que
estuviera frente al rey, su padre.
-¿Te ha comido la lengua un
gato?-se burló el joven.
-Simplemente no hablo con jóvenes
vanidosos-le respondió ella aligerando el paso para tratar de zafarse de aquel
desconocido.
-Si vais a palacio puedo llevaros
en mi caballo-insistió el joven.
-No gracias, conozco el camino.
-Como gustéis-respondió él
burlonamente tras lo cual apresuró el paso y la dejó atrás.
Cuando Mei Li llegó a los jardines de palacio lo vio hablando con la
nueva reina. Hablaban en tono muy bajo, pero pudo oír la conversación.
-¿Qué haremos si aparece la hija
del rey?-le preguntó ella.
-La eliminamos o bien te apresuras
a tener descendencia y si es un varón será tu hijo quien reine.
-¿Y si no es así?
-Bueno, en ese caso yo me podría
sacrificar y casarme con la princesa.
-Eres muy listo hermano.
Mei Li divisó cerca de ellos dos
mariposas azules que le resultaban muy familiares, debían ser Toshiro y Yoshi.
Se acercó a un cerezo próximo a la fuente de la entrada principal a palacio. Y les hizo una
señal, ellos obedecieron y se posaron en la palma de su mano. Ella los acarició
suavemente y los besó con dulzura a los dos. Luego les ordenó que se marchasen,
allí solo podían correr el peligro de ser atrapados y terminar en la colección
del malvado Hong-xiang. Los dos obedecieron, y marcharon hacia el reino de las
mariposas azules.
Al descubrirla el joven se acercó a
ella apresuradamente.
-Oh, vaya veo que habéis encontrado
el camino hasta palacio.
-Ya os lo advertí.
-¿Y qué tal el paseo si no es indiscreción?
-Hubiera sido muy gratificante de
no haber sido por la intromisión de cierto individuo vanidoso, pero nada que me
quite el sueño.
-Vaya, siento que haya sido así.
-Ahora si me disculpa tengo que
volver a mis deberes.
Mei Li se dirigió a la cocina tal y como había planeado el rey Shaoming,
allí encontró a la vieja Hiyori la cocinera jefe de palacio que no dudaría en
ayudarla. Sólo tenía que enseñarle la mancha de nacimiento en el muslo derecho
y la vieja cocinera ya sabría qué hacer.
Continuará..
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